La escasez de agua reduce la disponibilidad para el riego de cultivos, lo que resulta en una disminución de la producción agrícola y pérdidas económicas para los agricultores. Los cultivos se marchitan y mueren, lo que lleva a una menor cosecha y a la pérdida de ingresos. Además, la falta de agua afecta el suministro de forraje y pastizales, lo que dificulta la alimentación del ganado. Esto puede llevar a una disminución de la calidad del ganado, la pérdida de peso y, en casos extremos, a la necesidad de reducir el tamaño del rebaño.

La sequía prolongada en la agricultura y la ganadería tiene un impacto duradero en la sostenibilidad y la viabilidad económica de estas actividades, y puede tomar años para recuperarse de los efectos negativos.

Fuente: pixabay

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