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La escasez de agua puede afectar directamente a los destinos turísticos que dependen de recursos hídricos, como playas, ríos y lagos. La disminución de los niveles de agua puede limitar las actividades recreativas acuáticas, como la natación, el surf o los paseos en bote, lo que afecta la experiencia turística. Además, la sequía puede provocar la pérdida de vegetación y la desertificación de áreas naturales, lo que afecta la belleza paisajística y la atracción de los destinos turísticos.

 

Los aumentos en los precios de los alimentos debido a la escasez de agua pueden impactar negativamente en la economía local y la disponibilidad de servicios para los turistas. En general, la sequía puede reducir la afluencia de visitantes, disminuir los ingresos del turismo y afectar la sostenibilidad de la industria turística en las áreas afectadas.

 

Fuente: pixabay